Al parecer, la gota que rebasó el vaso en la interna justicialista se dio el miércoles último, en el marco de la sesión en la que la Cámara Baja debía aprobar un endeudamiento por 15 millones de pesos para la compra de maquinarias para la Dirección Provincial de Vialidad (DPV). La medida debía ser aprobada con mayoría absoluta, es decir el voto de al menos 15 legisladores, que el justicialismo no pudo conseguir por la ausencia de José Allende (Nogoyá), que no estuvo en la sesión porque uno de los caballos de su aras tenía una importante competencia hípica.
Después que el bloque de la Unión Cívica Radical rechazara el endeudamiento, la sesión debió suspenderse, lo que enervó los ánimos del sector ahora disidente, que además habían planteado algunas objeciones por el destino que se daría a la maquinaria en el que se dejaba de lado a sus departamentos.
Sumado a esto, el grupo disidente, que concentra a los legisladores más jóvenes del justicialismo y que de esta forma se erige en mayoritario, ya venía efectuando serios cuestionamientos a la conducción del bloque, sobre todo porque señalan que el titular de la bancada, Emilio Castrillón, llega a Paraná solamente los días de sesión y lo hace sobre la hora, lo que impide realizar las reuniones de bloque previo a cada sesión para realizar los respectivos informes y debatir posturas parlamentarias.
Lo cierto es que la ruptura del bloque justicialista ya puso en vilo al gobierno todo, puesto que se da a poco más de dos meses de las elecciones generales en las que deberá elegirse a cinco diputados nacionales, y se teme que esta disputa afecte las chances del justicialismo de obtener la mayoría.