Fuentes de la Cancillería argentina informaron a Télam que la reunión fue suspendida a pedido de los integrantes uruguayos de la comisión. Hace dos semanas fracasó la primera reunión, que se debía realizar en Montevideo, también por decisión de los uruguayos.
La formación de este grupo fue acordado por Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez, pero Uruguay no se presentó, disgustado por el pedido de Argentina, a través de su embajador en Estados Unidos, José Bordón, al presidente del Banco Mundial (BM), Paul Wolfowitz, para que no se otorgara un préstamo a la empresa finlandesa Botnia.
Por otra parte, desde la empresa se aclaró que de la inversión de 10.000 millones de dólares, un 60 % proviene de capitales genuinos de la firma, el resto es financiado por bancos privados y sólo 100 millones de dólares se pidieron al BM.
Sin financiamiento
Dimitris Tsitsiragos llegó ayer por la tarde al Palacio San Martín. El funcionario de la Corporación Financiera Mundial (CFM) aterrizó en Buenos Aires con una carta de respuesta para las autoridades locales. “Tomamos nota de las preocupaciones del Gobierno argentino y serán tomadas en consideración muy seriamente”, dice el texto.
La CFM no prestará un centavo a las empresas que pretenden construir las papeleras –con una distancia de cuatro kilómetros una de otra- sobre la costa del río Uruguay, frente a Gualeguaychú hasta tanto tengan en sus manos los resultados de un detallado estudio de impacto ambiental que el organismo encargó.
La llegada de Dimitris Tsitsiragos y la decisión de la CFM fueron consecuencia de una carta que el embajador argentino ante Estados Unidos, José Octavio Bordón, le hizo llegar al presidente del Banco Mundial. En la misiva, Bordón expresó la preocupación de las autoridades de nuestro país porque esos organismos fueran a financiar la construcción de las plantas papeleras ya que, según explicó, no se habían completado de modo satisfactorio los estudios de impacto ambiental.