El grupo de autoconvocados de Chajarí que encabezaba Piana impulsaba medidas que consideraban necesarias para variar una realidad poco menos que explosiva por aquellos días para la sociedad, convencidos que sólo el pueblo unido es capaz de provocar cambios para mejor.
No obstante ahora el dirigente reconoce estar «desilusionado» y confiesa: “uno termina dándose la cabeza contra la pared, porque en la primera de cambio, cuando juntan dos pesos, cada uno se va a la casa pensando que las cosas están solucionadas», agregando que «la gente espera salvarse y no le importa si el vecino se prende fuego o se muere de hambre».
«La última vez que estuve en un acto en Gualeguaychú, comprobé que ese tipo de protesta (el corte de rutas) ya no sirve. Ya no interviene ni la Policía ni la Gendarmería y terminamos dejando pasar a la gente -cada uno con un motivo distinto- así que volvemos a pelear pobres contra pobres; volvemos a pelearnos los de abajo mientras los de arriba viajan en avión y ni se enteran», enfatizó.
«Pienso si es que estoy cansado, enojado o desilusionado con la sociedad, pero lamentablemente he visto en un montón de instituciones en las que muchos gritan sólo para satisfacer ambiciones personales, políticas, económicas o de poder. Yo nunca luché para tener dinero o poder; yo fui un indio más en un montón y, aunque tuve la oportunidad de trepar, no me interesó ni me interesa», aseguró.
«Hay quienes usan a todos para su bien personal y terminan negociando y volviendo a su casa con un maletín debajo del brazo», criticó. «No me voy derrotado, pero sí desilusionado», concluyó.
