Es como ir al cajero automático. Si un jubilado puede extraer dinero de esa forma también podrá votar pulsando botones para escoger de entre el menú de candidatos que le ofrece la pantalla. Los especialistas derriban con esta comparación el principal obstáculo que a primera vista presenta el sistema: conseguir que todos los votantes comprendan el mecanismo.
Según anticipó el ministro de Gobierno, Sergio Urribarri, la implementación se hará por “etapas y zonas”, en “pruebas piloto” que podrían ejecutarse para la elección de autoridades en localidades que por su crecimiento poblacional alcanzaron recientemente el estatus de juntas de Fomento.
La idea no es nueva, ya algo había dicho Urribarri a principios de año. Pero tomó otro color cuando el ministro lo ratificó como decisión tomada luego de la reunión que la semana anterior mantuvo con el presidente del bloque del Nuevo Espacio, Juan Domingo Zacarías y lo planteó como una solución superadora a la que proponía el legislador de la oposición para terminar con la boleta sábana. Mientras Zacarías propone votar con la boleta ya cortada por categoría de cargos (desarmar la boleta sábana, que empieza con el candidato a gobernador en un extremo y termina con los postulantes a concejales en el otro), Urribarri va más allá: pretende desarmar la lista sábana.
Pero todavía nada de esto está definido, no es más que una idea de lo que habría que hacer con el Código Electoral provincial para introducir desde la Legislatura alguna variante de sistema uninominal.
En el plano material, el único paso concreto dado ha sido un pedido de información del Gobierno entrerriano a dos estados brasileños que ya experimentaron una de las variantes del sistema del voto electrónico. Esos datos —que, dijo Urribarri, estarán disponibles en “no más de 15 días”— permitirán evaluar la experiencia, conocer de costos y de proveedores.
La idea del ministro es que para llevar adelante la prueba piloto se puede convocar a más de una prestadora del servicio, es decir, no sería necesario adquirir los equipos hasta estar seguros de la viabilidad del sistema.
Rapidez
La primera y más notoria es la rapidez. Los especialistas aseguran que el resultado global del escrutinio provisorio —el que permite conocer quién ganó las elecciones— se puede obtener a lo sumo una hora después de cerrados los comicios, es decir, alrededor de las 19 del domingo de elecciones.
Destacan también como aspectos ventajosos que el sistema impide habituales causales de impugnación —como una boleta mal cortada— o de nulidad del voto, cuando se superponen candidatos para una misma categoría de cargo. Y también que se pone coto a las prácticas de los aparatos electorales, como la del voto en cadena, que necesita del sobre firmado para funcionar.
A estos argumentos a favor, Urribarri agrega uno no menor, el económico, ya que el nuevo sistema terminaría con “uno de los principales gastos de campaña de los partidos que es la impresión de la boleta” y ese ahorro permitiría financiar la importante inversión en equipos y software que se requiere.