Domingo por la noche en el Colegio del Uruguay. Una velada inusual: se presentan seis libros de autores entrerrianos. La otrora aristocrática Sociedad Argentina de Escritores confirma la inusitada actividad que viene desplegando en su filial del Río Uruguay, desde que se hizo cargo de su conducción el poeta, plástico y vicerrector del Colegio, el profesor Luis Salvarezza. Que además, no es la primera velada llamativa que organiza. Hace unas pocas semanas, entreveró disímiles autores para una lectura pública de poesías, en una verdadera ‘velada paqueta’ que se concretó en el Club Social. Ahora presentó –nada menos– seis libros de autores locales.
Harto de las citas literarias con más sillas vacías que ocupadas, Salvarezza decidió probar –valga la metáfora– matando varios pájaros de una sola presentación. Hubo quienes se preguntaron cómo se atrevía a semejante audacia, dando por sabido que si la gente no acude cuando se trata de un solo libro, a causa del tedio causado por los presentadores, que suelen leer o declamar un discurso interminable con un solo destinatario –el autor– que lo escucha complacido mientras el resto de los presentes pizpea disimuladamente su reloj, mucho menos lo haría tratándose de seis. Pero Salvarezza, con el ostensible fin de aminorar ese impacto, incluyó en la invitación, en reemplazo de la fórmula usual de “presentadores”, la instancia de “aproximación”, con la consigna de no superar los diez minutos en cada caso. Y se cumplió. Sumado a la promesa posterior a la actuación de un grupo –el “Vocal Contemporáneo”– de compartir empanaditas y beberaje, se logró que la mayoría de los presentes aguantara hasta el final. Además, se vendieron unos cuantos ejemplares. Un éxito completo, por donde se lo quiera mirar.
Cerca de un centenar de personas ocuparon una porción del amplio salón de actos del histórico Colegio fundado por Urquiza. Unos cuantos curiosos para la atípica iniciativa de la filial del Río Uruguay de la SADE. “Dividido seis… Si se presentara un solo libro, habría doce u quince nomás”, fue la reflexión del pesimista de turno. Claro: cuando sólo habían pasado treinta minutos de la hora de inicio, sobre el escenario aún había más gente que abajo. Cinco de los seis autores –uno de ellos, rebelde o precavido (más adelante se cuenta por qué), faltó a la cita– y sus seis “presentadores” presidían la velada.
De lo más diverso fueron los libros en cuestión. Tres de ellos, dentro de la categoría ensayo histórico. Los otros, poesía y relatos. Veamos.
“Urquiza, su familia, su casa” de Ana María Barreto Constantin, es un librito que se interna en la faz doméstica del caudillo entrerriano. Su autora es vicedirectora del Palacio San José, Museo Histórico que fuera residencia del vencedor de Rosas (Edición de la autora)
“Caudillos litorales en tiempos de epopeya 1815-1821” del docente y ex funcionario Orlando Busiello, reúne anécdotas y perfiles de Artigas y Ramírez en los años en cuestión (Editorial de Entre Ríos).
“Los chané-chiriguano” de Manuel Rocca y Juan José Rossi, este último director del Museo de Culturas Aborígenes “Yuchán”; se adentra en las características de este pueblo originario (Colección Indígenas de la Argentina – Editorial Galerna-Búsqueda de Ayllu)
“La ventana que mira”, del poeta Hugo Luna, folleto que reúne un puñado de nuevos textos del autor (Edición del propio Luna, con el sello ‘Fantomas’)
“Breve relato de crepúsculos”, de Susy Quinteros, contratapa escrita por María Esther de Miguel. Son relatos que conforman una narración única (Colección Umbrales)
“Los observadores”, del paranaense Javier Solari, es una “nouvelle” que se sumerge en territorios marginales, con dibujos del propio autor. Solari no estuvo presente en la velada, pero la profesora María Angélica Merele de Masramón, encargada de presentarlo, lo reseñó de manera impiadosa, señalando su “lenguaje procaz”, “indigno”, “acorde con los ambientes en los que se concentra”, y marcando algunas alusiones críticas al persistente consumo –en la narración– de “alcohol, porro y drogas…”. (Queriéndolo o no, la profesora Merele provocó un pequeño éxito de ventas: el librito de Solari encabezó el ‘ranking’ de las ventas, con quince ejemplares a cinco pesos).
Una sobredosis literaria que Salvarezza celebró con deleite, casi como una travesura. Veremos con qué sacude a la masa sádica (ojo, por la SADE y no por Sade) en próximas noches literarias.