El asesinato de Carboni tuvo lugar en el Barrio El Molino, el cual, según Grimalt, es” controlado integramente por punteros del intendente y al que no puede ingresar nadie que no éste ligado a su poder político”.
Finalmente aseveró que “en lugar de intentar disimular la situación el Gobierno debería hacerse cargo de que en la ciudades de la provincia se liberan zonas para que actúen narcotraficantes y delincuentes, con evidente connivencia de la policía o amparo notorio del poder político, que existen aguantaderos conocidos que funcionan a luz del día con despliegue de armas sin que nadie haga nada”.